100 años de sentimiento y pertenencia

Por Marcelo Bertona

Cuando Instituto descendió en el año 2006, un amigo me vino a ver y desesperado me dijo: “No se qué hacer con mi hijo, tiene cinco años y no para de llorar por el descenso. Me dijo que se iba a hacer hincha de otro club, que ya no quería ser de Instituto, por favor decile algo en El Bar de la Gloria para que cambie de parecer”.

Pensé mucho que iba a decir, medite que mensaje podía dar para que revirtiera su decisión de cambiar de pasión. En el momento esperado, frente a las cámaras, me dirigí a mi amigo, no a su hijo, y le expresé que se quedara tranquilo porque era imposible que su hijo cambie de colores en el corazón, porque había llorado, porque ya tenía adentro el sentimiento profundo que provoca La Gloria. Hoy, el pibe tiene 17 años y su amor por Instituto es innegociable.

Un  8 de agosto de 1918 un grupo de ferroviarios no imaginaron que iban a provocar tantos sentimientos en este ahora joven y en miles de personas.  El “Instituto” había nacido sólo para satisfacer las necesidades sociales, deportivas y recreativas de las familias de los empleados del ferrocarril Central Córdoba. Pero de a poco, más allá de los logros deportivos, por el crecimiento del barrio, más la disciplinas que fue incorporando,  fue ampliando el espectro de socios y adherentes. Cada año se hizo más grande.

A diferencia de los otros clubes, Instituto tiene un fuerte sentido de pertenencia, donde el sentimiento va mas allá de un partido de fútbol o resultado deportivo,  incorpora conceptos sociales muy fuertes: encuentro de amigos, lugar de donde nacen amistades incondicionales, espacio donde conviven un sin número de deportes que no solo son actividades físicas, sino que son lugares donde uno empieza a construir ese nexo inseparable entre la institución y la persona.  Uno empieza a mamar a Instituto desde bien adentro del corazón. La incorporación del establecimiento educativo, sin dudas, refuerza esa relación a futuro. Con esto quiero decir, que uno se hace hincha de la Gloria, más allá de los resultados deportivos. Instituto es una gran familia.

Repasar cien años de vida no es fácil. La Gloria ha pasado por situaciones difíciles en lo económico y en lo institucional, producto del contexto externo y también interno, donde tuvo conducciones poco transparentes y llena de sospechas. Así y todo, por la fortaleza que antes decía de pertenencia, siempre fue club, se sostuvo en sus socios. Y eso es algo totalmente comprobable e indiscutible. Nos pueden cargar por tener menos títulos o llevar menos gente a la cancha, pero no nos pueden superar a la hora de salir a defender a la institución.  Si a eso le sumamos las glorias deportivas (no vale la pena repasarlas, usted seguro ya lo sabe) que pasaron y nacieron en el club, redobla el sentimiento y lo hace más fuerte.

Cien años de Gloria, cien años de club. El centenario traspasa al barrio de Alta Córdoba, se expande por toda la provincia, por todo el país y por algunos lugares del mundo. Un sentimiento fuerte, sólido y con mucha pertenencia.

*Periodista, conductor del programa partidario “El Bar de la Gloria” de Showsport

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